Dado que se avecina ya el final de año y que muchos de vosotros estáis preparándoos para confeccionar resoluciones o preparar un mapa de vida, el post de hoy abordará una condición esencial para que esta labor sea fructífera: el autoconocimiento. Es difícil saber lo que queremos realmente si no tenemos en cuenta quiénes somos, por esto es importante conocernos, lo cual requiere que exploremos para discernir nuestra propia voz independientemente de la de la cultura o la familia, hallar qué cosas nos ocurren, cuáles nos importan, cómo nos sentimos respecto a las diferentes áreas de nuestra vida, cuáles son nuestros deseos, qué nos hace bien y qué no, cuáles son las creencias que sostienen determinados malestares, cuáles son nuestros puntos fuertes y cuáles los vulnerables, etc.  Aquí me gustaría ofreceros algunas pautas tocadas con la esencia budista, para que investiguemos en nosotros mismos de una manera rica, que sume a nuestro bienestar:
Pauta 1. Investiguemos con curiosidad: La curiosidad es el deseo de saber la verdad. Cuando miramos hacia adentro entramos en contacto con nuestras partes sombrías y encontramos cosas que pueden ser dolorosas o no acomodarse con lo que nos gustaría o esperamos. Por eso, practicar la curiosidad requiere que tengamos la valentía de observarnos con una actitud de auténticamente querer saber lo que es real. Esta es la mayor garantía de que nuestra indagación llegará a buen puerto.
Pauta 2. Investiguemos sin juicio ni conceptualizaciones: Un obstáculo para conseguir llevar a cabo la pauta 1, a menudo, es la tendencia a asumir una actitud rígida, enjuiciadora y dura de cara a las cosas que vamos encontrando, o la tendencia a mentalizar nuestra indagación. En esta tesitura de frialdad cuesta más asumir una actitud curiosa, abierta a aprender -si cada cosa que encontramos sirve para maltratarnos, pronto abandonaremos la tarea; si en cambio observamos con el deseo de aprender de ella, de conocerla, de saber su valor y sus raíces, esto alimentará nuestra práctica investigativa. Tengamos en cuenta que el terreno de nuestra investigación es el cuerpo, más que la mente, y dispongámonos a sentir lo que pasa allí con cada hallazgo. Nuestra investigación será mejor si nos hacemos preguntas del tipo “¿Qué pasa en mi cuerpo/qué siento cuando…?” en vez de preguntas del tipo “¿qué pienso sobre…?” o “¿por qué…?”.
Pauta 3. Investiguemos cuidadosa y amablemente: Es fundamental que nos preparemos con un corazón abierto para encontrar lo que sea que hallemos, y que asumamos una actitud dulce, de cuidado y amabilidad con nosotros. Así como el arqueólogo va escobillando el polvo posado sobre algo precioso que quiere descubrir y cuando consigue extraerlo lo toma con delicadeza, así mismo nosotros escobillamos con suavidad revelándonos ante nuestros propios ojos, y nos tratamos con amor, sabiendo que todo cuanto hallemos es precioso. Aquello que estamos desvelando, cualquiera sea su forma, es un tesoro.
Mis deseos de que estas pautas sean útiles, que el año que viene sea fértil en la autocompasión, el conocimiento y la aceptación, y que seáis muy felices.

 

Si quieres recibir en tu correo nuevos artículos de psicología con esencia budista con herramientas prácticas, puedes suscribirte a mi newsletter aquí:

Si te sientes identificada o identificado y quieres hacer una consulta on-line conmigo, contacta conmigo.

¡Gracias!

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies