Dudas y crisis de pareja

En Florecimiento Humano somos especialistas en crisis de pareja. Te vamos a acompañar para que encuentres la claridad que necesitas y a encontrar las soluciones que pueden funcionar para ti como caso único. Crearemos juntas un espacio seguro donde puedas explorar lo que te pasa y te daremos herramientas para transitarlo.

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¿No sabes si quedarte o irte de la relación?

¿Estás cómoda, pero sientes que se ha perdido algo?

¿Hay cosas que funcionan muy bien en la relación y otras que no te encajan nada y te hacen plantearte si estás en la relación correcta para ti?

Señales de crisis en la relación de pareja

Las relaciones de pareja traen consigo importantes desafíos para nosotros en el plano individual, familiar, social y parental. Llegamos a la relación romántica con nuestro equipaje emocional y vincular, con nuestras heridas, nuestros estilos de apego y lenguajes del amor propios, nuestras mejores y peores partes, etc., y en el proceso de irnos conociendo mutuamente nos vamos “rozando”, despertando viejos y nuevos dolores. Este proceso genera crisis y dudas de pareja que pueden ser tan dolorosas como constructivas y sanas dependiendo de cómo las afrontemos y qué herramientas tengamos.

Ahora, ¿cómo sabemos que estamos atravesando por una crisis? Abajo detallamos algunas señales que puedes examinar para determinar si tu relación está pasando por una

 

  1. Distancia emocional: Se percibe como aislamiento, falta de intimidad, sensación de no contar con la otra persona y de desunión. El resultado es que nos sentimos solos, con falta de apoyo y poco conectados emocionalmente con nuestra pareja.
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  3. Falta de comunicación y/o mal manejo del conflicto: Se siente como una falta de espacio seguro para expresarte y sentirte comprendido, o como una ausencia de espacios para conectar y mantenernos actualizados sobre la vida exterior e interior de nuestra pareja. A causa de ello, fácilmente entramos en discusiones bizantinas, recurrentes, que no parecen llegar a una solución productiva. O nos volcamos a la crítica constante, el desprecio y otros tipos de violencia.
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  5. Objetivos vitales incompatibles: Queremos a nivel individual cosas que no encajan con el modelo de pareja que nos hemos propuesto o los deseos del otro miembro de la pareja. Esto nos genera la idea de que tenemos que elegir entre sacrificarnos a favor de la relación o sacrificar ésta a favor del bienestar personal, lo que nos dificulta imaginar el futuro juntos y nos crea importantes ansiedades.
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  7. Faltas a los acuerdos: Infidelidades carnales, afectivas, financieras o de cualquier tipo, así como mentiras o conductas desleales, entran en esta categoría. El resultado es una confianza malherida.
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  9. Estilos de parentalidad divergentes polarizados: que hacen que estemos chocando continuamente en la manera de educar y relacionarnos con nuestros hijos.
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  11. Inequidades de largo término o cuestiones pasadas no resueltas: Las cuales demandan una revisión de acuerdos para que podamos volver a sentir seguridad y salud en el vínculo.
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  13. Mal manejo de dificultades externas a la pareja: Tales como problemas financieros, de salud física o mental, familiares o laborales. Estos pueden afectar la pareja requiriendo reajustes en diferentes áreas y amenazar la sensación de seguridad en el vínculo, así como el compromiso. 

Etapas de las crisis de pareja

Y, ¿cómo sabemos qué tan profunda es la crisis? ¿Hay etapas de las crisis de pareja? En realidad, lo que hemos observado es que hay etapas en el ciclo vital de las relaciones que nos dan una idea de dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos. Os las presentamos a continuación:

😍 Primera fase:

Enamoramiento

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Es la fase de idealización de nuestra pareja, donde sentimos una gran atracción y conexión que nos lleva a creer que hemos encontrado nuestra “media naranja”. Es un momento de “locura temporal” en donde estamos regidos por la química del amor, nuestras proyecciones y expectativas, más que por la funcionalidad y realidad del vínculo. 

❤️ Segunda fase:

Amor

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En esta fase se rompe la idealización y comenzamos a ver al otro con sus defectos y virtudes, como un humano más sin “superpoderes”. Si conseguimos aceptarle y descubrir cómo nos beneficiamos del crecimiento que implica emprender un camino juntos, nos mantendremos en la relación abriendo nuestro corazón. De lo contrario, la relación terminará con la fase de enamoramiento, cuando la decepción, el desencanto y la frustración no nos permitan ver a nuestra pareja como una buena opción.

💪 Tercera fase:

La lucha de poder

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En esta fase el conflicto se instala y se vuelve incluso rutinario. Hemos tenido desencuentros, expectativas no cumplidas, diferencias en la intimidad, responsabilidades no asumidas, luchas por el poder y discusiones sobre cuestiones que afectan la convivencia y los proyectos a futuro de la pareja. Esto hace que entremos en ciclos de culpabilización, crítica y defensa, o de retirada y persecución en los que perdemos la perspectiva positiva sobre el otro, esto es, la interpretación compasiva sobre sus acciones. Una buena gestión constructiva de estos conflictos y un plan integral para reconectarnos y resolver las cuestiones pendientes será lo que nos permitirá mantenernos juntos y en un vínculo que sana y crece. En caso contrario, la frustración, el resentimiento y la desilusión nos llevará a la desconexión, provocando síntomas varios entre los cuales podemos contar faltas de respeto a distintos niveles.

😤 Cuarta fase:

Desprendimiento

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En esta fase, el conflicto y los desencuentros nos han desgastado y, a consecuencia de esto, elegimos dejar de invertir energía en la relación. Comenzamos a vivir como coinquilinos; incluso algunas parejas dejan de pelear, pues si no hay conexión, tampoco hay peleas. El vínculo emocional se siente perdido y, en cambio, las cosas que nos unen son más bien utilitarias, rutinarias, convenientes o prácticas. 

El sentimiento de soledad, incluso compartiendo la misma casa, es uno de los síntomas de esta fase, pues es la consecuencia de la poca intimidad emocional compartida y de la evitación del diálogo para prevenir conflictos. Así, comenzamos a vivir vidas paralelas en las que casi desconocemos quién es nuestra pareja.

En algunos casos – a pesar de la gran insatisfacción que esta dinámica genera-, podemos entrar en la resignación sin plantearnos la posibilidad de una salida. 

Nuevamente, la resolución de esta fase tiene dos posibilidades: O la desconexión se acentúa y nos lleva a la separación/divorcio, o el deseo de conexión nos impulsa a revisar lo que está ocurriendo y sanar. 

🩹 Quinta fase:

Intentos autónomos de reparar la relación

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Si la pareja se mantiene junta, en el final de la cuarta fase hay un reconocimiento del problema y una intención de resolverlo. Puede que sólo uno de los integrantes de la pareja sea el que tome conciencia, o puede que ambos lo noten e intenten informarse, leer, comprender y hacer planes para la mejora de lo que parece no estar funcionando. 

En esta fase, entonces, hacemos algunos acuerdos tales como mejorar cuestiones personales, tener una mejor comunicación, hacer citas para reavivar la pasión, hacer compromisos para resarcir fallos o descontentos, etc. Esto funciona si ambas partes de la pareja se “remangan” e invierten energía, tiempo e ilusión en reparar la pareja. En caso contrario, el resultado es una gran sensación de desilusión, desbalance e infelicidad; nos instalamos en la creencia de que nada va a cambiar y de que lo que está roto en la relación, no se puede reparar.

💭 Sexta fase:

Pérdida de la esperanza, duelo y transformación

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En esta etapa se siente el agotamiento por los intentos fallidos de reconectar y reparar, lo cual nos hace retirar el afecto. Al perder de vista que la relación puede cambiar, uno o ambos integrantes de la pareja comienzan a focalizar la culpa del fracaso e infelicidad de la relación en su compañero. 

Aquí puede iniciar un proceso de honda reflexión que, dependiendo de la profundidad de las heridas que haya que procesar y del cansancio y la frustración que estén pesando sobre la relación, llevará a intentar nuevamente reparar la relación o a tomar la decisión de separarse. En este segundo caso, los sentimientos de duelo serán relevantes (ver sección duelo).

En esta fase, también juegan un rol importante los hijos y/o las cuestiones financieras, que inclinan la balanza para que intentemos permanecer en la relación o tengamos en cuenta los efectos nocivos que tiene esta y deseemos separarnos.

Éste es el momento decisivo donde definimos en qué deriva la crisis de pareja: o nos separamos o encontramos la fórmula para reconstruir la relación. Ambos caminos implican cambios profundos, trabajo mancomunado y la creación de nuevos compromisos para poder sanar, sea con el otro que con nosotros mismos. 

 

Crisis de pareja por infidelidad

Ahora, como señalaba con anterioridad, hay diferentes causas para las crisis de relación de pareja. Una de las más sonadas es la infidelidad, aunque, en realidad, no es una de las causas más comunes para separarnos en la actualidad. Diversos estudios muestran que 8 de cada 10 parejas que atraviesan una crisis por infidelidad pueden superarla, renovar su compromiso y acuerdos e, incluso, tener una relación mejor de la que había antes. 

Reconstruir la confianza no es sencillo, requiere trabajo mutuo de revisión, conciencia y cambio. En el trabajo terapéutico normalmente hacemos un diagnóstico profundo de las áreas en las que la pareja está fallando, más allá de infidelidad misma, para poder reparar tanto las causas como los síntomas en la crisis de pareja. 

Psicólogos especialistas en dudas y crisis de pareja

La terapia de pareja es una especialidad dentro de la psicoterapia, y es importante que la persona que acompañe una pareja a través de un momento tan delicado tenga experiencia y posea herramientas de intervención en los diferentes niveles en los que la pareja requiera ayuda. 

En Florecimiento Humano tenemos profesionales formadas en Método Gottman, en sexología y terapia de pareja, en Terapia Familiar Sistémica y otros métodos de intervención que nos permiten definir qué profesional se adapta más a las necesidades de la pareja y puede acompañarla mejor. Tenemos más de 10 años de experiencia ayudando en la toma de decisiones, en la reparación, en la separación consciente o en el cambio en los estatutos de la pareja.  

Recuerda que por muy dolorosa que sea una crisis de pareja, está también representa una oportunidad de transformación para cada uno de los integrantes. Más allá de cómo se resuelva –continuáis juntos o decidís separaros-  la crisis abre la puerta al fortalecimiento, la sanación, el autoconocimiento y la alineación con los propios valores y necesidades

FAQs – Preguntas frecuentes sobre dudas y crisis de pareja

¿Cómo reconquistar a tu pareja después de una crisis?

Ni flores ni serenatas ni grandes gestos. Superar una crisis requiere trabajo mutuo para recuperar la confianza y el compromiso que destacan en un amor sano. Nada más sexy que la honestidad para tener conversaciones sobre los fallos de la relación, la apertura para hacer nuevos acuerdos y la disponibilidad para hacer cambios concretos y reparadores que contribuyan a los objetivos comunes de la relación. 

¿Cómo acabar con las dudas en la pareja?

Antes que nada, dos cosas: tener dudas en una relación puede ser muy desagradable, pero es normal e, incluso, saludable. Ahora, si estas dudas son continuas y afectan a la pareja a diferentes niveles, es necesario afrontarlas. Para ello es bueno que clarifiquemos cuál es el origen de las dudas y discernamos qué parte de ellas queremos compartir con nuestra pareja en conversaciones abiertas y seguras. Es recomendable escribir y hacer un proceso de auto- cuestionamiento e introspección profundo para identificar lo que está sucediendo. Y en caso de que no consigamos hacerlo por nuestros propios medios, lo ideal es pedir ayuda profesional de un psicoterapeuta.

¿Cómo arreglar una relación de pareja en crisis?

Si ambas personas dentro de la pareja están en disposición de reparar la relación y de tomar acción para conseguirlo, superar una crisis de pareja es, no sólo posible, sino una gran experiencia de crecimiento maravillosa. Para hacerlo, se requiere reconocer qué está fallando, tanto superficialmente como a nivel profundo, y crear nuevos hábitos relacionales, tomar conciencia de nuestros propios fallos y comprometernos para crear dinámicas saludables que lleven a una relación feliz. 

Es muy recomendable que os pongáis en manos de un profesional que os ayude con experiencia, cercanía y neutralidad, a diagnosticar qué está pasando y daros pautas que podáis seguir para repararlo. Uno de los grandes regalos de la terapia de pareja es que nos provee un espacio para comunicarnos de manera no-violenta, honesta y abierta, algo indispensable si queremos rehacer una relación. Junto con el psicoterapeuta, podéis establecer cuáles son los puntos de crecimiento personal que necesita poner cada uno de los miembros de la pareja en el trabajo, lo cual es útil porque nos quita la atención de la ilusión de que es el otro el que tiene que cambiar para que la relación funcione, focalizándonos en el propio cambio y en convertirnos en una buena pareja antes de demandar que el otro lo sea para nosotros. 

¿Cuánto dura una crisis de pareja?

Desafortunadamente, esta pregunta no tiene una respuesta precisa. Hablamos de semanas, meses e incluso años. No es tanto lo que suceda, sino lo que hacemos con ello lo que definirá la duración de la crisis. Mirar para otra parte, estar en negación o en una actitud pasiva, hará que la crisis se prolongue.

¿Cómo afrontar una crisis de pareja?

Como he señalado antes, la comunicación es esencial, así como la autoexploración y la generación de nuevos acuerdos y hábitos saludables. Si no sabéis por dónde iniciar, lo primero es informaros, leer, ver vídeos, escuchar podcasts al respecto o elegir un profesional y poneros en manos de alguien que os guíe por el camino.

¿Qué hacer cuando dudas de tu pareja?

De nuevo, lo principal es entender de dónde vienen estas dudas. ¿Eres una persona dudosa de carácter y esta es una actitud generalizada ante la vida? ¿Hay dinámicas de pareja que han cambiado y te hacen sospechar? ¿Hay actitudes concretas de tu pareja que te incomodan y activan tu sensación de inseguridad? ¿Hay heridas pasadas que están siendo gatilladas por cuestiones presentes? Dependiendo de dónde venga la duda, el curso de acción será diverso y varía desde comprometerte con un proceso de cambio y auto-sanación hasta realizar conversaciones donde puedas explorar junto a tu pareja lo que te está inquietando, buscando claridad, honestidad y comprensión. 

 

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