Desde cuando tenía 10 años, más o menos he llevado diario. Tengo en mi haber ya varios tomos. He escrito en mi diario regularmente y también con interrupciones en algunos lapsos, he llevado diarios de viaje, de sueños, artísticos, de autobservación y también simplemente de registro del acontecer de mi vida interna/externa. Creo que tener una libreta siempre conmigo y alimentar el hábito de escribir es una de las prácticas más fecundas que he mantenido, me ha servido para el autoconocimiento, el desarrollo de la capacidad reflexiva, la toma de decisiones y muchas cosas más.
Hace unos días una compañera de camino me decía “Me gustaría aprender a llevar un diario. Yo sólo escribo cuando estoy mal”. Este post está diseñado para dar algunas herramientas a personas que quisieran embarcarse en el autoconocimiento a través de la escritura asidua de un diario. Vamos a partir de unos básicos: El diario debe ser un lugar sin censuras, por esto es indispensable que podamos estar seguros que es privado y que sólo serán compartidos aquellos fragmentos que nosotros deseemos, con quien así lo decidamos. La idea es que podamos escribir allí todo lo que nos sucede sin coartarnos, en honestidad brutal. Por lo mismo, al ser un lugar de no juicio, a menos que estemos haciendo un ejercicio específico (tantas palabras al día, the work, u otros), es importante que nos demos la libertad de escribir tanto o tan poco como deseemos. Una línea o tres páginas, ambas son igualmente relevantes y pueden ser intensas o contener la experiencia. Sentadas las bases de no-juicio, aquí listo algunas ideas para llevar un diario:
1. En efecto, para algunas personas es común que escribamos prolíficamente en los períodos de inestabilidad emocional, y en cambio seamos austeros a la hora de registrar las cosas buenas de la vida. Somos capaces de resumir el mejor día de nuestras vidas en dos líneas y en cambio, si estamos enfadados con alguien, llenaremos folios y folios describiendo nuestro paisaje interior. Si estamos llevando un diario de registro y hemos notado que esta es una de nuestras tendencias al escribir, sugiero que nos acojamos a una consigna que nos permita también observar y datar los momentos felices. Por ejemplo, una consigna podría ser: “cada día, registraré algo hermoso que haya visto o que me haya ocurrido, escribiendo también lo que suscitó en mí”. o “cada día me propondré ver la belleza en la dificultad. Si estoy pasando por un momento difícil, intentaré rescatar las cosas hermosas que hay en medio de él”, o “registraré cada día un pensamiento iluminado o una reflexión hermosa que haya tenido”.
2. Como sugería al principio de este blog, no todos los diarios son diarios de registro del acontecer diario, y no todos necesitan ser periódicos. Llevar un diario de sueños es una práctica valiosa que nos permite maravillarnos con nosotros mismos y conocer nuestro inconsciente, por ejemplo. Para quienes habitualmente sueñan y quieren comenzar a escribir, esta posibilidad es muy recomendada.
3. Para personas que están haciendo un proceso terapéutico, o que continúan su proceso de desarrollo de alguna manera con talleres o prácticas específicas, creo que las ganancias se pueden ver muy potenciadas por un diario de trabajo. Estos están diseñados para registrar la experiencia del peregrinaje. Preguntas interesantes para guiar el registro serían: ¿Qué ocurrió? ¿Qué me ocurrió a mí con lo que ocurrió? ¿Qué nuevo conozco de mí gracias a estar llevando a cabo la actividad? y ¿Cuáles son las ganancias/avances que percibo?
4. Estas preguntas también son válidas cuando observamos relaciones o queremos reflexionar sobre eventos específicos. Podemos mirar los hitos de estas relaciones, tanto altos como bajos, escribir cartas o diálogos imaginarios. Esto nos aportará perspectiva, comprensión y sanación.
Esperando que os sea útil y animándoos a escribir, ¡hasta la próxima!
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