Dentro de los procesos de crecimiento varios autores han tipificado una fase de renuncia a lo aprendido, al deber ser y a las exigencias del contexto. Como consecuencia de esto, surge un individuo que es por su propio criterio, que funciona bajo sus propios baremos y definiciones; así, el sujeto se separa de la psicología colectiva, se hace uno consigo mismo. A grandes rasgos, es a esto a lo que Jung ha llamado “proceso de individuación”, y que se caracteriza por una intimidad que resulta en la maduración y expresión de aquello que nos caracteriza, nuestra esencia, si se quiere, nuestra peculiaridad más profunda. Inevitablemente, para que esto se dé debe haber una ruptura entre el ser fiel a otros (un clan, un credo, un círculo) y el serse fiel a uno mismo. Esto segundo es sólo una pieza dentro del complejo proceso para hacerse un individuo, pieza costosa y robusta en sí misma.

En el proceso de psicoterapia, así como en el propio camino de crecimiento desde la perspectiva budista, uno de los objetivos es la libertad del consultante. Esto pasa por aprender a serse fiel, pues uno comporta al otro. Hay varios pre-requisitos para que esto se logre con éxito y quisiera citar algunos aquí para motivar a quienes están en este tránsito :

1. La propia escucha: Entrenarnos en la escucha de todas nuestras voces internas -no sólo de aquellas que más nos gustan o que se ajustan más a lo que deseamos ser o a lo que queremos que las cosas sean- es un arte cuyo refinamiento es probablemente inacabable a lo largo de la vida. Escuchar nuestros deseos oscuros, nuestros límites, nuestro conflicto, muchas veces es equivalente a escuchar nuestro autorespeto, nuestro amor propio y nuestra individualidad. A menudo atiendo personas en mi consulta que, tras años de venir siguiendo un curso de vida que ha terminado dolorosamente me dicen “yo sabía que esto sería así desde el principio, pero no me escuché”. En efecto, a menudo sabemos lo que nos va bien o lo que obra en nuestra contra y existen muchas razones para no “hacernos caso”: miedo a oponernos, baja autoestima, poca claridad vital, creencias que se imponen a nuestro sentir, y un largo etc.  Para pasar de la mera escucha a una acción alineada y fiel, serán necesarios más ingredientes que permitan trascender estas trabas.

2. La coherencia: A veces muy dolorosamente o en forma de ansiedad, depresión y/o crisis, nuestro cuerpo se manifiesta pidiéndonos coherencia entre lo que sentimos, pensamos y hacemos. Es en estos momentos en que aquello que habíamos escuchado pero ignorado, grita con tal fuerza que se hace inminente atenderlo. Esto ocurre en momentos clave que nos desbordan y en los que se hace imposible negar la necesidad de coherencia: no podemos traicionarnos más. Tenemos que salir de ese trabajo o esa relación sopena de enfermar. La búsqueda de la coherencia cuando no se hace mediante la voluntad y la conciencia, es una fuerte reacción orgánica de “no poder estar más aquí”. Cuando estamos en este punto y decidimos mantenernos, el sufrimiento crece, si decidimos cambiar, requeriremos de la valentía suficiente para responsabilizarnos y asumir lo que se requiera para el cambio de rumbo.

3. La valentía: Serse fiel sin valentía es casi imposible. Para serse fiel se debe sentir el miedo a romper lo establecido (las relaciones, los vínculos, las líneas de vida) y con este miedo avanzar hacia donde sentimos en nuestro fuero interno que están nuestro desarrollo, nuestra felicidad o nuestro bienestar. Ser lo que somos, permitírnoslo, es un gran acto de coraje, pero lo es aún más llegar a mostrarlo a otros, en vez de reconocerlo solamente en la privacidad de nuestro espacio propio.

4. La generosidad: A veces conseguimos cierta libertad interior y un autoconocimiento profundo en escucha amorosa y coherencia, pero esto termina en aislamiento y en la sensación de no encajar en el mundo o de encajar sólo en ciertos contextos limitados, o por parcialidades. Si a este panorama añadimos la generosidad de compartirnos en nuestra “rareza” y singularidad con el mundo y nos mostramos como somos ante otros, establecemos un intercambio rico en donde incorporamos cosas nuevas dentro de nuestro sistema interno y además nutrimos al mundo. Aquí comienza nuestra verdadera adultez, la de dar en vez de sólo recibir.

Si quieres recibir en tu correo nuevos artículos de psicología con esencia budista con herramientas prácticas, puedes suscribirte a mi newsletter aquí:

Si te sientes identificada o identificado y quieres hacer una consulta on-line conmigo, contacta conmigo.

¡Gracias!

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies