Muchas veces, cuando estamos pasando por periodos caracterizados por emociones negativas la mente comienza decirnos cosas como “esta tristeza está durando demasiado”, “no deberías enfadarte por eso”, “sólo la gente débil se siente así”. También con las enfermedades del cuerpo reaccionamos así en ocasiones y aparecen discursos mentales como “ya deberías estarte recuperando”, “cada día estás peor”, “esta enfermedad es símbolo de tu bajo nivel de consciencia”, entre otros. He observado cómo estos discursos pueden llegar a ser abiertamente crueles, culpabilizantes, despectivos, descalificativos y hasta sádicos; podemos decirnos cosas realmente hirientes. Estos son juicios que recaen sobre el sencillo hecho de sentirnos o estar de una manera, invalidándolo y reprochándonos que una emoción o estado determinado esté presente.  Como consecuencia, nos rechazamos cuando no nos sentimos felices y exitosos, o saludables y hermosos.

Lo veo cada día en mi consulta y en mí misma, y no obstante no deja de sorprenderme cómo las personas nos dejamos solas a nosotras mismas cuando más nos necesitamos. En la presencia de emociones como la tristeza, la rabia y la angustia, o de la enfermedad, decidimos abandonarnos y demandarnos en vez de darnos amor y comprensión. Nuestra reacción frente a nuestros malestares de una exigencia recalcitrante, es algo así como “si no estás perfecta, no te quiero, no mereces mi amor”. Desde luego, este vínculo con nosotros mismos se desdobla también en la interacción con los otros, y entonces nos escondemos de quienes nos rodean, ocultamos nuestro malestar, nos recluimos en casa, evitamos hablar de lo que nos duele y se activa un  mecanismo de vergüenza y autoexclusión que además nos priva del amor y la compañía de otros.

Una de las cosas que más me asombra de este funcionamiento, es que la mayoría de veces ante las preguntas “¿tratarías así a alguien más? y ¿le dirías esas cosas y le retirarías de la interacción?”, la respuesta es negativa. Nos tratamos de maneras en que no osaríamos tratar a nadie más. Incluso, ante la pregunta “¿Qué harías si alguien cercano a ti se sintiera como tú te sientes?” Las personas tendemos a responder: “le apoyaría”, “lo acompañaría”, “le ayudaría a buscar una solución”, “le consolaría”… Nuestra bondad se activa frente al sufrimiento de otros y, es muy sanador cuando también conseguimos ser amables y amorosos con nosotros cuando lo necesitamos, cuando en vez de rechazarnos, nos acompañamos y nos decimos a nosotros mismos “como estás está bien, aquí estoy contigo”, o “incluso si estas así, también te quiero”. Esta es una práctica sólida de aceptación de la realidad como es. Como dijo Buda:

  • “Puedes buscar por todo el universo a alguien que merezca tu amor y afecto más que ti mismo y no la encontrarás. Tú, más que nadie en todo el universo, te mereces tu amor y afecto”

Así, algo que he comprobado que funciona para ayudarnos a desarrollar la mirada bondadosa ante nuestro propio sufrimiento es justamente imaginarnos que al tratar con nosotros estamos tratando con otra persona, es decir, descentrarnos un poco. Al mirarnos como si fuéramos alguien externo, nuestra bondad natural nos permite quedarnos con nosotros en la dificultad y ser amorosos. En este post os doy una técnica para profundizar en esta práctica.

Os animo a que examinéis vuestro discurso interno frente a vuestro propio malestar y si veis que éste es acusatorio, a que probéis descentraros para ver si algo cambia, si conseguís acompañaros solidariamente.

¡Os deseo buena práctica!

Si quieres recibir en tu correo nuevos artículos de psicología con esencia budista con herramientas prácticas, puedes suscribirte a mi newsletter aquí:

Si te sientes identificada o identificado y quieres hacer una consulta on-line conmigo, contacta conmigo.

¡Gracias!

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies