Para quienes no la conocéis, Chödrön es una monja y maestra (acharya) Budista del linaje tibetano. Hace unos días estaba escuchando una de sus charlas y me quedé profundamente conmovida por su enseñanza y muy agradecida de haber tenido contacto con ella. Este post es para resumir brevemente lo que decía, con la intención de que a cualquiera que lo lea pueda también beneficiarle.

La charla era sobre la “reserva de confianza”. La reserva de confianza es ese lugar interior en donde nuestra confianza está, no en que las cosas van a ir en nuestro favor, sino en que el mundo nos ofrece información que nos permite practicar la apertura de corazón. Desde esta visión, el mundo es una fuente de riqueza inagotable de mensajes que nos llevan a la apertura. ¿No encontráis hermosa esta forma de ver nuestra interacción con el mundo fuera? Si la comunicación con el mundo posee esta riqueza, también nuestra reserva de confianza es inextinguible y nos permite aprender y avanzar.

De acuerdo con Chödrön, la única manera en que nuestra reserva puede dejar de ser abundante es si intentamos modificar el mundo a nuestro antojo, si queremos hacer de nuestra experiencia algo determinado. Entonces perdemos la claridad de visión y la comunicación con el mundo, así como la compasión. Si en cambio, nos mantenemos en la confianza en la riqueza del mundo, aparece la alegría de saber que nada es un final absoluto, sino que todo es el fruto de algo más y a la vez la semilla de otra cosa nueva. Todo es dinámico.

Chödron entonces nos invita a llevar nuestro pensamiento hacia una “lógica de agua”, en oposición a una “lógica de roca”. Esta última es fija, tiende a pensar las cosas como definitivas, como algo inamovible. Si funcionamos desde esta lógica nos sentimos deprimidos o exaltados por lo que creemos que es definitivamente, incapaces de observar que todo es proceso, con la variedad de emociones y resultados que se desprenden de una vivencia múltiple. Desde la lógica fluida, en cambio, es posible alcanzar una apreciación que viene no de que las cosas vayan bien, sino de verlo todo como un fluir dinámico.

Siendo así, éxito y fracaso, ambos, son el camino a la iluminación. La presencia en ambos, la visión dinámica sobre ambos como un continuo, no como algo estático, nos permite aproximarnos a nuestras vidas sin miedo, con un corazón amable y dispuesto. La visión fluida elimina la angustia de vivir.

Lo que me cautivó de esta charla de Chödrön es la manera en que explica con tanta sencillez la felicidad que comporta deshacerse de la urgencia a categorizar las experiencias en buenas y malas, disponiéndonos en cambio a abrazar lo que es, simplemente porque es. Muchas gracias, maestra, esta es una lección invaluable.

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