Un porcentaje importante de las personas que asisten a mis talleres y a mi consulta son mujeres. Y esto no pasa sólo en mi práctica; en general el número de mujeres en los contextos de desarrollo personal es significativamente mayor que el número de hombres. ¿Por qué? ¿Qué tan diferente es la experiencia vital de hombres y mujeres que para unos parece no haber demanda de trabajo interno mientras que para las otras sí? Curiosamente, he descubierto que, independientemente del motivo de consulta con el que una mujer entre por la puerta, se puede decir que hay dos preocupaciones que todas comparten: a.) cómo relacionarse en pareja (entrar, permanecer, dejar o no tener una relación) y b.) la pérdida de sus atractivos con la edad y su subsecuente sensación de invisibilidad. Estos dos temas son reiterativos y ocupan un muy alto porcentaje de las sesiones con mujeres.
Ambas preocupaciones son síntomas del momento histórico de patriarcado relavado que estamos viviendo. Cuando las mujeres nos miramos al espejo no nos vemos a nosotras mismas, sino que nos encontramos ante una serie de creencias aprendidas. Cuando nos sentimos feas o poco deseables, el eco de los siglos de desvalorización de lo femenino reverbera. Y con estas mismas ideas locas evaluamos nuestras relaciones, nuestros roles de cara a la pareja. Muchas veces he tenido la sensación de que no sabemos cómo ser mujer, que hemos perdido una conexión fundamental con nuestra feminidad primigenia que se ha confundido entre la sumisión, el libertinaje y el feminismo ideológico.
Creo realmente urgente que las mujeres nos pronunciemos en un feminismo no ideológico sino de aceptación, validación, despliegue y celebración de nuestra naturaleza femenina. Para ese propósito quisiera sugerir 4 puntos de reflexión y práctica:
1. No encorsetamiento de lo que “es femenino”: Se han especificado ciertas conductas, formas de vestir, maneras y oficios, que según es statu quo son “femeninos” y otros que no lo son. Este punto va de explorar haciendo caso omiso a estas restricciones. La psicoanalista Junguiana Jean Shinoda ha hecho un gran trabajo divulgativo respecto a cómo la psique femenina incluye y ha incluido desde siempre, aspectos que en nuestra sociedad se han considerado “masculinos”. El trabajo de Shinoda permite que nos reconozcamos como auténticamente femeninas cuando somos cerebrales, guerreras, determinadas, poco delicadas, descuidadas, etc. Lo femenino es mucho más de lo que la sociedad ha acotado para ello.
2. Dejarnos ser… sin querer parecer: En la misma línea del punto anterior, creer realmente que siendo mujeres tenemos espacio para ser sin mutilaciones es importante. Creo que no descubriremos el potencial de nuestra naturaleza femenina hasta tanto nos permitamos descubrir sin etiquetas, vergüenzas ni culpas, qué es lo que somos y expresarlo.
3. Amar nuestro cuerpo: Dejar de juzgar nuestro cuerpo. Amarlo, ser capaces de verlo por lo que es y aceptarlo tal cual es. Gozar del tacto y de los otros sentidos aparte de la vista que está tan viciada por los centímetros y las revistas, permitiéndonos apreciar la belleza sin cánones. Ser amables con nuestro cuerpo, no tratarnos con dureza, es fundamental. Kathlin Moran, una escritora feminista contemporánea, en sus conferencias a veces hace lo que llama su “sonrisa feminista”, que es partir en dos su barriga haciendo un pliegue en la mitad y dejar que la parte central cuelgue formando una U. Ese es uno de los mejores ejemplos de aceptación. Hasta que no haya 0 vergüenza de mostrar nuestro cuerpo tal cual es, nuestro trabajo no estará terminado.
4. Cultivar una vida con sentido que no necesariamente gane valor por la aprobación masculina: Las mujeres establecemos parte de nuestra identidad a través de la mirada del hombre. Tener una vida con un sentido superior, donde construimos y hacemos parte de una comunidad, nos dota de resiliencia ante la reacción tan biológica de despropósito si llegada una edad no tenemos pareja e hijos. Aparte de los de carne y hueso, tengamos hijos en el mundo, hijos sociales que nos den visibilidad y sentido.
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